La sexualidad y el erotismo son conceptos distintos: uno se refiere a la parte instintiva que nos integra, y otro, a la estrictamente animal que nos impulsa a reproducirnos, evolutiva y culturalmente.
Un estudio acerca de la dificultad de ciertas mujeres para alcanzar el orgasmo, determinó que en casi todos los casos, la deficiencia sexual se debe a una pobre estimulación integral, es decir, que la mayoría de la relación sexual con la pareja, se centra en la zona genital y el monótono juego de fricción entre el pene y la vagina.
De acuerdo con el estudio realizado por Adena Galinsky, de la Universidad de Chicago, una mujer no sufre disfunción orgásmica sólo porque no pueda alcanzar este estado con facilidad. Estadísticamente, se debe a que antes del coito existe poca o ninguna interacción con el resto del cuerpo: no hay contacto sexual ni existen besos.
Por otra parte, no es una situación exclusiva de las mujeres, ya que uno de cada cinco hombres, también reportó dificultad para alcanzar el clímax sexual; en el caso de las mujeres la proporción fue una de cada tres.
¿Por qué es importante el preámbulo para llegar al clímax?
Se trata de una condición de la vida misma y no deja de ser paradójico que, en otros aspectos de la vida, nos preparemos para obtener algo.
En el campo erótico, el contacto previo al orgasmo es importante por lo que representa; es un lenguaje que siendo humano, trasciende por un instante las palabras, anula o confunde las significaciones, y dice con un gesto lo que nos tomaría días o años explicar.
La sexualidad es una función instintiva que realizamos sin que nadie nos diga cómo hacerla; sin embargo, el erotismo es aquello que nos hace humanos, una práctica que se cultiva.
